El primer contacto con Noruega fue la ciudad de Bergen: nos encantó.
Su ajetreado puerto, sus coloridas casa de madera ...
Subimos en un teleférico a lo alto de la ciudad.
Después iniciamos un recorrido hacía el norte del país, visitando esplédidas iglesias de madera.
Nos permitimos el lujo de montar en helicóptero para contemplar los fiordos desde una buena altura y haciendo alguna cabriola.
Recorrimos uno de esos fiordos en un barco, es una plácida experiencia.
Por último visitamos Oslo: recorrimos la ciudad, visitamos más de un museo en unos, apreciando la obra de Munch y en otros, el museo popular la aire libre, las construciones de madera y el folklore noruego. Pero lo que más nos gusto fue el parque Vigeland, es una visita imprescindible.
Nos quedamos con ganas de visitar el museo vikingo, porque todavía no era temporada turística y estaba cerrado, supongo que habrán cambiado esa costumbre porque turismo ya hay todo el año...
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