Por fin nos hemos decidido a hacer una incursión en Francia: empezamos por el Sur y con nuestro coche (que las lineas aéreas están muy revueltas).
El objetivo es la ciudad medieval de Carcassonne pero para llegar haremos un par de paradas:
La primera en Zaragoza, elegimos el hotel NH que está al lado de la basílica (muy céntrico y el trato es muy bueno pero le hace falta alguna mejora con respecto a los colchones y bajar un poquito el precio del parking).
Aunque de restos arqueológicos no quedan muchos, los cuatro espacios dedicados a los restos romanos están muy bien equipados y son instructivos.
Lo que no hay que perderse de ninguna de las maneras es el ACUARIO. ¡Es espectacular!
No tiene tiburones, ni rayas, ni peces de colores de los arrefices coralinos ¡NI FALTA QUE LE HACE! Propone un recorrido por cuatro rios emblemáticos y sus correspondicentes ecosistemas: Nilo, Amazonas, Mekong y un importante rio australiano. Está bien tematizado y las especies que muestra son sorprendentes.
Esta ubicado en la parte que se construyó para la Expo 2008: edificios modernos, amplios espacios... ¡Ójala los mañicos le sepan dar un buen uso a esta zona tan futurista! A mi me encanta.
Segunda parada: Figueras y su sorprendente museo de Dali
El retrato de Lincon que se ve al fondo en la foto de la izquierda es el mismo cuadro que hay a la derecha.
¡Pues como éste, unos cuantos!
Aquí nos quedamos en el hotel Los Pirineos muy confortable y con parking gratuito enfrente. No nos podiamos ir de Figueras sin probar sus famosos caracoles... ¡que buenos!
Nos quedamos en el Hotel Montmorency, al ladito de la entrada a la Cité, nuevo, con decoración actual y sobre todo, muy confortable.
El paseo por sus murallas y sus calles evoca tiempos pasados ¡y muy sangrientos!
Alrededor hay muchos sitios interesantes que visitar: nosotros hicimos una incursión a la Montaña Negra para llegar hasta los restos de cuatro castillos, están bastante derruidos pero llegar hasta ellos y disfrutar del paisaje que ofrece la caminata merece la pena.
La entrada a la zona se hace a través de una especie de museo del pueblo pero estaba cerrado. Seguimos la carretera y a la izquierda subiendo un poquito la ladera hay una cancela que no está cerrrada ¡asi que nos tuvimos que colar!!!
La ubicación de los castillos es espectacular.
Visitamos algunos pueblos con aire puramente medieval como Lagrasse. Ya de vuelta a Madrid, llegamos al monasterio de San Martín de Canigou, tuvimos que subir andando porque había una barrera que empedía subir con el coche, fuera o no 4x4. La subida es dura pero una vez arriba se disfruta del entorno y del magnífico edificio, no del interior del monasterio ya que en enero cierran.
La iglesia no está reconstruida y resula raro contemplarla a la intemperie.
Aunque nada tiene que ver con los monjes, se exponen cuatro carruajes de distintas épocas que resultan muy curiosos.
Alrededor hay muchos sitios interesantes que visitar: nosotros hicimos una incursión a la Montaña Negra para llegar hasta los restos de cuatro castillos, están bastante derruidos pero llegar hasta ellos y disfrutar del paisaje que ofrece la caminata merece la pena.
La entrada a la zona se hace a través de una especie de museo del pueblo pero estaba cerrado. Seguimos la carretera y a la izquierda subiendo un poquito la ladera hay una cancela que no está cerrrada ¡asi que nos tuvimos que colar!!!
La ubicación de los castillos es espectacular.
Visitamos algunos pueblos con aire puramente medieval como Lagrasse. Ya de vuelta a Madrid, llegamos al monasterio de San Martín de Canigou, tuvimos que subir andando porque había una barrera que empedía subir con el coche, fuera o no 4x4. La subida es dura pero una vez arriba se disfruta del entorno y del magnífico edificio, no del interior del monasterio ya que en enero cierran.
Seguimos por los Pirineos hasta llegar a Lérida, nos quedamos en el hotel Zenit que es muy cómodo y está muy céntrico.
Al día siguiente, de camino, visitamos el Monasterio de Piedra.
Preciosas las cascadas de agua y muy interesante el recorrido por el Monasterio
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La iglesia no está reconstruida y resula raro contemplarla a la intemperie.
Aunque nada tiene que ver con los monjes, se exponen cuatro carruajes de distintas épocas que resultan muy curiosos.
La próxima entrada de Francia a ver si nos hemos animado con Paris. ¡Para primavera que no hará tanto frío!
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